


Jamás tan cerca arremetio lo lejos.
(Hotel "San José" Tinogasta, Catamarca)
Por las mañanas salgo a vaguear por los pasillos del hotel.
Me siento en una ventana a escuchar
como la chica morena limpia habitaciones vacías.
Todo parece una confesión.
El sonido del trapo de piso
y sobre ello,
una cumbia triste en la radio.
A todo esto,
el sol andino atado al cuello
como una bufanda de carbones.
Con mi libro de poemas
salgo a la calle a tomar aire fresco.
mientras el tiempo se estira
irrompible
como una telaraña de metal.
Dilato el día esperando la febril noche,
donde algo empieza a moverse,
y las motos rugen
sin sentimiento.