martes, 24 de febrero de 2009

Catamarca. La casa del jade sagrado.

princesita, mientras comía en un comedor tirado abajo e inmundo sobre la Av. Calchaqui en Belén, Catamarca, y la novela de la tarde retumbaba con un sonido agudo que molestaba la digestión, se me acerco un perrito, un pequeño macho de dogo, de unos 5 meses. tenía doble mirada, la combinación de un ojo azul con la de uno marrón. su cabeza estaba llena de pulgas, y parecía sufrir. despacio se las fui quitando, una por una, y las iba matando por que en el comedor estaba lleno de otros perros y no queria que esas hijas de puta andaran libres por ahí. el cachorro jamás volvio a esos colchones y durmio sobre mi pie . así se veían los colchones al mediodía.

no se que día era, pero estaba tirado en la terminal tomando una cocacola , con las gafas oscuras tapandome los ojos del bestial sol andino, y detrás de una columna vi a esta viejo mirando la planilla de horarios. nunca le vi la cara, ni me acerque, ni gire alrededor de él. solo vi cuando doblo a su izquierda y salio por la parte de atrás de la terminal como un fantasma.

me sentía bien solo y andaba descalzo por el quimivil río arriba. Princesita, el agua estaba demasiado fria, y llena de algas, pero no me importo, por que eso era unico.
Imagine una peregrinación de Incas buscando un sitio donde construir la nueva Ciudadela.