sábado, 28 de febrero de 2009

"Hoy, sé saludar la belleza". A. R.


Cuando anduve por el Shincal picado por el vino Saleme, no podía creer lo maravilloso que era todo ese espacio verde y rocoso iluminado por el sol, tan calido y brillante.
Me sentía tan pero tan energico que recuerdo haber subido al tiro a la cima y nada me podía afectar, ni los gritos de los turistas, ni los tabanos, ni la oscuridad que se avecinaba. Por que si bien habia sol, estaba justo escondiendose detras de las quebradas por el Oeste, dandonos un fino hilo de luz
rehabilitador.